La aceituna llega a la almazara para la extracción del zumo de oliva en un plazo nunca mayor de 24 horas desde su recogida en el campo. Este proceso se realiza en almazaras independientes, mediante procesos mecánicos y en frío siguiendo nuestras instrucciones desde el lavado, pasando por el posterior triturado y el prensado centrífugo final.
Nuestros zumos siguen a continuación un proceso de decantación en el que se conservan durante un espacio de tiempo prolongado las ceras y natas. Antes del envasado se produce un nuevo trasiego y decantación, pero sin filtrado, consiguiendo con ello un producto del tipo aceite en rama 100% natural (por ello se pueden observar posos en las botellas).
A continuación laboratorios homologados llevan a cabo los oportunos análisis de acidez. Una vez disponemos de los resultados de estos análisis, y después de haber procedido a su cata de calidad, se pasa al envasado del zumo manteniendo los depósitos llenos aunque haya que trasvasarlo a otros de menor capacidad, evitando con ello el contacto con el aire, y manteniéndolo a una temperatura constante de unos 23 grados.
Con este proceso, mínimamente industrializado, nos aseguramos garantizar la calidad y uniformidad de nuestro zumo. El resultado es un aceite de oliva virgen extra de excelente calidad con marca propia AGUSTÍN FORNÓS.
Las propiedades de un buen aceite están en función de la limpieza, cuidados y trazabilidad del producto. Si a esto unimos la composición de los terrenos, la situación idónea de las fincas (a 470 y 730 metros de altitud). Conseguimos unos frutos de amplios aromas y colores que propician la máxima calidad y nos permiten obtener unos análisis espectaculares.